martes, 17 de noviembre de 2009

La rosa

A las nueve ha tocado la sirena para entrar a las aulas. Como todos los días, he salido al patio para ponerme en cabeza de la fila de mis alumnos de quinto de primaria. Hemos subido las escaleras y entrado en clase. Mientras los encargados del día subían las persianas y recordaba a los zagales que sacaran el libro y la libreta de matemáticas para comenzar la tarea de corregir ejercicios y explicar el tema de las fracciones, María Eugenia se ha acercado a mi mesa con una rosa en la mano.

-¡Toma maestro!. ¡Es para ti!-

-¿Y eso María Eugenia?-

- Para agradecerte que me hayas enseñado a dividir por tres cifras-

Me he quedado sin palabras.

Por detalles como el de esta niña, es por lo que no me arrepiento de haber elegido ser maestro, a pesar de cómo está el patio en la docencia actual.

Gracias preciosa.

2 comentarios:

  1. lo dicho más arriba. La gente buena solo atrae a buena gente. Gracias Manolico y gracias Maria Eugenia

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  2. eso es porke maria eugenia es carñosa y muy simpatica

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