viernes, 27 de noviembre de 2009

El día del maestro

Hoy estoy de fiesta. Los docentes celebramos San José de Calasanz, nuestro patrón, aquel que en pleno siglo XVI, le echó un par de huevos y abogó, peleó y creyó en la escuela pública y gratuita.

Vamos, casi igual que ahora, en que la escuela pública es de todo menos un lugar de enseñanza, donde los políticos de turno juegan con las leyes según gobiernen, en donde los zagales solo tienen derechos, en donde todo el mundo opina que si lo haces bien o mal...........

Y ahí en medio los docentes. Esa rara especie, que en el 90% de los casos trabaja por vocación, aguantando estoicamente a niños maleducados, a padres el doble de maleducados que sus hijos, a una Administración que nos tiene desamparados y con un reconocimiento social negativo.

-¡Coño Manolo, mañana tienes fiesta!.¡Cómo vivís los maestros!-, me decía un vecino ayer.

Pues si. Vivimos porque respiramos, vivimos porque nos gusta esta profesión a pesar de los pesares y ¡me cago en tó!, porque hemos pasado por oposiciones, cambios de domicilios varios, accidentes de coche, intentos de agresión y tantas otras cosas, que nos merecemos no este día, sino las vacaciones que tenemos. Y al que no le guste, ¡a la Universidad a estudiar!.

Sirva este escrito como homenaje a mis maestros, algunos ya fallecidos. Ellos junto a mi familia me han hecho ser lo que soy.

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