martes, 28 de septiembre de 2010
Soy hipertenso
lunes, 27 de septiembre de 2010
¡Soy un esquirol! Lo admito.
Ardilla, esquirol en catalán. Lo que seré el miércoles
Pero esta vez no. Esta huelga está fuera de tiempo. No está el país para parar. Lo que más gracia me hace son las declaraciones que leo en LA VERDAD, edición digital y que extraigo: "CC OO recuerda que el derecho a la huelga, es un derecho fundamental recogido en nuestro ordenamiento constitucional, un derecho individual que se ejerce de manera colectiva; y que en una jornada de Huelga prima sobre cualquier otro derecho; "es erróneo identificar el derecho al trabajo como el derecho a no hacer huelga. Es más, quien no se suma a la huelga no está protegido por la Constitución, aunque digan lo contrario a sabiendas de que es mentira", aclara el sindicato".
¡Con dos cojones estos del COCO! O sea que sin más remedio tengo que quedarme en casita, porque esta panda de liberados sindicales, que cobran el día , por supuesto, no me permiten ejercer mi derecho a trabajar. Pues o estoy "apollardao" con las pastillas de la tensión que me recetó mi doctora, o eso es una actitud fascista, tan criticada por estos del COCO. ¿Qué la Constitución no me ampara? Creo que estas declaraciones han sido expuestas después de la hora y media larga que pasan unos cuantos de estos en la barra del bar de la esquina, hinchadicos a quintos frescos.
Pero la cosa sigue: "Al tiempo que recuerda que asociaciones de consumidores como Facua-Consumur han declarado el día 29 como "día sin consumo", y le recomienda a los ciudadanos que procuren hacer las compras necesarias con la suficiente antelación."
Espero que ellos hagan patria y hagan ayuno y abstinencia.
Lo que me huelo, por desgracia, es que estos piquetes van a intentar medrar y provocar. A mi me la trae al pairo. No iba a hacer huelga porque no me siento representado por ningún sindicato convocante. Por suerte, me ha correspondido servicios míminos.
¡Que ustedes "güelgueen" bien!
viernes, 24 de septiembre de 2010
Un Camino diferente (II)
A las cuatro de la mañana en Santiago y con fresco.
Después de varios meses de preparativos, estábamos saliendo en coche desde Murcia, dirección a Santiago a las seis de la tarde. Un largo camino que se hizo ameno con las charlas de buceo de Martín, las anécdotas del abuelo de Nacho, los problemas de jornal de alguno y el buen humor de todos. Pasamos Madrid por la M-50 de forma rapidísima y después del túnel de Guadarrama paramos a cenar. La noche se cerró y venciendo al sueño llegamos a Santiago de Compostela alrededor de las tres de la mañana. Quisimos encerrar la furgoneta en el aparcamiento debajo de la estación de autobuses, pero estaba cerrado, así que aparcamos donde pudimos e intentamos descansar hasta eso de las siete, cuando cogeríamos un autobús que nos llevaría a Piedrafita de Cebreiro, lugar donde comenzaba nuestro peregrinaje. Descansar, poco. Descubrimientos. Los osos interiores de Martín y míos. Y sobre todo comprobamos, que José Manuel Soto, no ayuda a conciliar el sueño con sus cantos.
Nos subimos al bus a la ocho, que nos sirvió para echar una cabezada reparadora. A las once y veinte nos bajamos en Piedrafita y justo enfrente, un bar nos llamaba. Repusimos fuerzas con un buen almuerzo y enseguida comenzamos nuestra marcha. Teníamos por delante una hora hasta la aldea de O Cebrerio, subiendo el puerto de montaña por asfalto. Es lo que había. Martín cogió ritmo y nos pegó el primer recalentón del Camino.
Almorzando en Piedrafita antes de partir hacia Triacastela. Once media de la mañana.
En O Cebreiro había una gran actividad. Mucho peregrino turista y mucho visitante de foto y bastón. Sellamos en la Iglesia de Santa María y después pude saludar a mi amigo Antón que andaba bastante atareado en su negocio. Cogimos la senda de las flechas amarillas y nos fuimos.
Con mucho cansancio, bajamos hasta Triacastela. Llegábamos al fin, después de seis largas horas de caminata, unidas a las horas de viaje y sin descanso desde el día anterior. Encontramos una bonita y limpia Pensión al lado de la Iglesia y tras ducha y lavado de ropa, fuimos a sellar y después a cenar. Allí comenzó nuestro romance con los "boks" de medio litro de Estrella de Galicia y con el orujo. Algunos, no diré nombres, incluso se atrevieron con el gin tónica. ¡Nos lo merecíamos, copón, que llevábamos mucha tralla!
Un Camino diferente (I)
Franchu, Martín, Nachete y yo, en un avituallamiento líquido cerca de Portomarín
Dicen los expertos que no hay un Camino igual a otro, aunque esos tramos los conozcas a la perfección. Y sin más remedio tengo que darle la razón a quien así lo afirmó. Hasta ahora, siempre me había acercado al Camino solo. Cura interior extrema. Este Agosto volví, pero con la compañía de tres amigos. Múltiples anécdotas y experiencias, pero esta vez compartidas. Contaré a partir de ahora nuestras etapas por Galicia, pero antes de hacerlo os adelantaré el final. Nos fuimos a Galicia cuatro amigos y volvemos a Murcia cuatro hermanos. El Camino es así.